Edad Media
La modestia y el pudor de los cristianos por un parte, la
invasión de los bárbaros después y la influencia del imperio bizantino
enseguida determinaron el cambio del traje en Occidente desde los primeros
siglos de la Edad Media siguiendo por entonces con el fondo romano. Cesó por
completo el uso de la toga ya casi olvidada (salvo para algunos actos
oficiales) después del siglo de Augusto. La vestimenta comenzó a ser más
funcional y duradera debido a que la gente se encontraba en una época de guerra
territorial; por ende los colores en su mayoría eran oscuros (gris, marrón,
avellana, azul). La mayoría de la ropa era hilada, cortada y cocida por las
mujeres de la familia. Los más afortunados que gozaban de mayores privilegios
sociales y económicos, Vivían en un mundo más colorido, donde la ropa era
generalmente as larga y brillante.
Se usaron más las
bragas (especie de pantalones)
tomadas de los bárbaros, y ellas o las calzas se llevaban muy sujetas
desde el tobillo a la rodilla por medio de correas entrelazadas. Se adoptaron
asimismo las calzas. Las túnicas eran primordiales y siguieron usándose cortas
sobre las bragas o calzas, pero con mangas. También se utilizó la túnica dalmática, la
cual era larga y abierta a los lados; la usaron los reyes. Era una prenda de
influencia turca muy decorada. Por debajo llevaba una túnica ceñida con
cordones. Sobre las túnicas se utilizaban las capas o mantos, que eran más
amplios en uno u otro sexo y las mujeres la llevaban sobre túnicas talares. Se usaban
también las clámides como en la época romana.
La influencia bizantina llevó a los reinos de América el
fasto oriental de las amplias ropas y anchos mantos de lana y algodón con
bordados de plata y pedrería, muy en boga durante la época carolingia para
trajes de ceremonia y para la gente distinguida. Pero la vulgar continuaba con
sus calzas o bragas, su sayo o túnica corta y ceñida y su manta. El lino era más
apropiado para la ropa de los más pobres mientras que la seda era el tejido que
empleaban los más poderoso, engarzada y bordada con oro, a menudo con forro de
pieles exóticas, incluyendo raras importaciones del África o del medio oriente,
pero el zorro, el lobo y en las regiones más frías el oso parecen haber sido
las más populares.
La invasión de los moriscos influyó notablemente en la
vestimenta de los pueblos sometidos quienes adoptaron sus zaragüelles o anchos calzones, su faja, turbante y su
gorro semicónico. Pero entre los que lograron la independencia, como los
españoles en la Reconquista, el influjo se limitó a la adopción de alguna que
otra pieza y al uso de tisúes y otras telas con franjas para la gente rica
desde el siglo X. las prendas más comunes de procedencia morisca entre los
españoles fueron el pequeño turbante para la cabeza y la aljuba o corta túnica,
a manera de gabán ajustado en los brazos y a la cintura, provisto de botones
incluso a lo largo de las mangas.
En el siglo XI los españoles de la Reconquista solían
llevar dos o tres piezas superpuestas a modo de túnicas (la túnica y la loba o
sayo sin mangas, además de la camisa) siendo por lo común la superior de ellas
el brial que se adornaba con bordados y abrochaba con botones, ajustándose al
cuerpo desde la cintura y prendiendo de ésta unos faldones por los lados. Estos
faldones se suprimieron o redujeron notablemente desde mediados del siglo XV,
quedando el cuerpo superior o jubón sólo o con pequeñas faldillas y combinado
entonces con las calzas enteras.
Las calzas obtuvieron todo su desarrollo desde el siglo
XIII hasta finalizar el XV, se llevaban ajustabas a las piernas desde el pie,
hechas generalmente de punto (de lana o seda) y bordadas o adornadas.
En el siglo XV las calzas empiezas a ser usadas por la
mujer, quienes tomaron por entonces las faldas, también con los jubones y
suprimieron la túnica. La falda consistía en una pieza de tela
cuadrangular con un agujero en el
centro, por el que se ajustaba a la cintura, quedando cuatro picos en la parte
inferior.
Para abrigo y vestidura exterior, se llevaban diferentes
mantos y capas, además de los sobretodos antes nombrados. La principal materia
prima de dicho abrigo era la lana. En los primeros siglos se usó la capa romana
abrochada con fíbula por delante o sobre el hombro derecho y también la guazapa
o capuchón. Siguió después el albornoz (de imitación arábiga) que era otra capa
cerrada hacia el pecho pero abierta y de gran vuelo por abajo y en los últimos siglos de la época se
acortaron la capa y los sobretodos que antes llegaban hasta los talones.
Para cubrir la cabeza estaba en uso entre los hombres el
sombrero, el casquete cilíndrico o semiesférico y un turbantillo a modo de pañuelo enrollado mientras que las
damas solían llevar una cofia terminada en puntas.
Para calzado utilizaban, según la clase social, las
antiguas sandalias, los suecos, los borceguíes y los zapatos muy puntiagudos. Las
señoras elegantes calzaban en los siglos XIV y XV altos chapines, especie de
chanclos con corcho muy grueso sobre la suela, costumbre que se extendió hasta
el siglo XVII.
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